martes, 19 de noviembre de 2013

LA NUEVA CULTURA COUNTRY


 Por Víctor Fernández.

El espacio verde es una característica de los country.

Cada día se observa más la migración de sectores de clase media alta y alta a los barrios privados, a la entrada o salida de las principales  ciudades del país.
Los barrios cerrados están a pocos minutos del centro, con rápido acceso a las ciudades, por caminos, autopistas. Son lugares con belleza natural, que se ocupan generalmente el cincuenta por ciento con edificio y el resto con espacio verde, con circulaciones comunes para sus habitantes, un camino alternativo,  con vista panorámica.
La Sociedad Y Vos, entrevistó al comerciante Jorge Pérez, dueño de una cerrajería ubicada en la céntrica Humberto Primo de la ciudad de Punta Alta, quién desde hace dos décadas vive en el barrio privado “Pago Chico” (ruta 229 y ruta 3), dentro del Partido de Coronel Rosales.
Pérez expresó que eligió el lugar, porque “es como vivir cuando era chico, a puertas abiertas y sin rejas”, y además, porque práctica golf, como deporte.
El comerciante agregó: “en nuestro barrio, viven vecinos comunes y corrientes, militares, profesionales, comerciantes, empleados de la Base y tantos otros… ; A partir de las cinco de la mañana, se sale a trabajar como en cualquier parte del mundo”.
En relación a los barrios privados, la socióloga  e investigadora Cecilia Arizaga en una entrevista a  Diario Digital “Página 12” , dice que “la vida  en los barrios cerrados exacerba las desigualdades sociales, la muralla no es un dato menor ni para los de adentro ni para los de afuera”. En Argentina, la expresión country, de origen inglés, comienza en la década de los treinta como clubes suburbanos, con viviendas residenciales.
También Arizaga,  expresa que  en los años 90 y 2001-2002 se produjo un boom de migración a los barrios cerrados y countries, fenómeno que no cesa. Dice que “se siguen levantando nuevos barrios cerrados que tienen otras características. En general van teniendo más comodidades, más servicios, tienen que ofrecer más para competir en el mercado”.
El Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD) caracteriza a los barrios cerrados  como “enclaves exclusivos que se aíslan de la ciudad y transforman barreras físicas en barreras sociales y fomenta la intolerancia hacia la ciudad abierta y sus problemas sociales”.
Según la PNUD “el muro es el denominador común de los barrios y su presencia evidencia la voluntad de sus habitantes de establecer una clara separación con los de afuera”.
La socióloga Arizaga, opina que “se busca construir una pertenencia, un espacio identitario, de iguales, de homogeneidad social en contraposición con lo que es vivir en la ciudad, con calidad de vida, con contacto con la naturaleza…”
La especialista Cecilia Arizaga, manifiesta que “hay un imaginario del barrio cerrado de los que viven ahí, un imaginario muy edílico, de calidad de vida, de estar con los hijos, y de que jueguen en el pasto”.  
Finalmente, todas estas motivaciones, entre ellas la seguridad frente al delito, inducen a una familia a refugiarse en este tipo de urbanizaciones, como alternativa ante una ciudad en la que el aumento de la conflictividad, la violencia y la contaminación se hacen cada más notorias.

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